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Comunicar con perspectiva de discapacidad

Referirnos a las personas con discapacidad cómo seres puros y extraordinarios, asexuades o eternes niñes no hace más que reforzar mitos y erróneas creencias que repercuten negativamente en el abordaje de la temática.

La comunicación es un proceso que relaciona comunidades, sociedades intermedias, gobiernos y ciudadanos en la participación y toma de decisiones conjunta ante los estímulos y los factores que, de manera permanente, presenta a aquellos ambientes socioeconómicos y políticos. Se aprecia también a la comunicación en función del conocimiento, expresión y fortalecimiento de los valores, tradiciones e identidades culturales. (Uranga, W; “Mirar desde la comunicación”, 2007).

Así entendida, la comunicación atraviesa a la sociedad toda y promueve la interacción dinámica de una red de relaciones de personas y grupos donde median e intervienen otros elementos, espacios, factores, contenidos e instituciones que producen diversas maneras y manifestaciones de comunicación. Tales prácticas comunicacionales, se manifiestan en los hábitos propios de la cultura que, permanentemente, generan nuevas ritualidades en la vida cotidiana de las personas.

Entonces, por ejemplo, referirnos al modo en que las Personas con Discapacidad (PcD) se relacionan con otras personas y construyen vínculos socioafectivos, desde un enfoque comunicacional con perspectiva de derechos humanos, implica ubicar esos lazos en el terreno de la cultura; significa reconocerlos como prácticas sociales que intercambian y disputan sentidos en diversos ámbitos de participación ciudadana. Sin embargo, en el caso de la población con discapacidad, existen distintos factores arquitectónicos, culturales y comunicacionales que impiden el pleno goce de sus derechos y libertades fundamentales, en igualdad de condiciones y oportunidades.

 teclas de un teclado de computadora y la principal muestra el nuevo Símbolo Internacional de Accesibilidad, donde el holograma de una persona, con los brazos abiertos, simboliza la inclusión y la armonía entre todos los seres humanos en la sociedad.

Discapacidad y Medios de Comunicación

Los medios de comunicación hegemónicos, en sus diferentes formatos, constituyen un espacio central en la cultura contemporánea, en tanto productores de sentidos e ideas que circulan en el imaginario social y construyen realidades. Sus discursos legitiman juicios u opiniones e instalan conceptos y prácticas acerca de los temas que tratan.

Las noticias sobre sexualidad en Personas con Discapacidad son ínfimas y cuando aparecen, por más buenas que sean las intenciones de les redactores, la mayoría de las veces, ya sea por desconocimiento de la temática o por falta de información, lejos de promover una mirada con perspectiva de derechos, refuerzan los prejuicios sociales y culturales que aún, en pleno XXI, recaen en este sector de la población.

Tal es el caso de la nota “La enamoró desde su silla de ruedas y ella sintió que era su gran amor, pero la vida jugó una carta inesperada”, recientemente publicada por el diario digital Infobae. La historia de Javier y Verónica es contada desde una visión que antepone la deficiencia a la condición de persona de uno de los protagonistas e invisibiliza completamente su condición de sujeto deseado y deseante.

Narrado desde un enfoque en donde la discapacidad es entendida como una tragedia a la que este joven pudo sobreponerse, en el relato abundan la sobrevaloración, la pena y también, sobre todo al comienzo, en la descripción de la escena de Javier practicando básquet, palabras que buscan envolver a les lectores en un aura mágica, donde les jugadores son percibides como superhéroes que, desde sus sillas de ruedas, son capaces de realizar la “jugada perfecta”.

 Mujer sin discapacidad, de cabellera ondulada color cobrizo, camisa blanca, minifalda y botas negras, y una cartera cruzada negra. Va de la mano de un hombre en silla de ruedas, de pelo corto también cobrizo, de camisa blanca y chaleco azul, por la calle. Debajo, en letras negras, sobre fondo gris, sobreimprime la leyenda: La enamoró desde su silla de ruedas y ella sintió que era su gran amor, pero la vida ju... Debajo, en letras grises oscuras, sobreimprime la leyenda: Javier tenía 26 años y una mala praxis lo había... Debajo, en un grises más claro, sobreimprime la leyenda: “www.infobae.com”
Se trata de un texto plagado de adjetivos calificativos que no hacen más que enaltecer las cualidades personales y las habilidades deportivas del hombre en cuestión, como si fuese necesario remarcar que, pese a haber adquirido una discapacidad motriz, logró rehacer su vida y generar un vínculo amoroso genuino, de mutuo respeto, con otre. Como si tener una discapacidad fuese sinónimo de sufrimiento o, peor aún, de falta de dignidad: “El abordaje narrativo que se hace de la problemática está atravesado por falsas creencias que estigmatizan y desaprovechan la oportunidad de generar conciencia, dado que abonan la teoría de que la discapacidad es una tragedia médica personal que imperativamente debe ser superada”, sostiene Carolina Ferrante, Dra. en Ciencias Sociales de la UBA e Investigadora Adjunta del CONICET, quien ha publicado una innumerable cantidad de trabajos sobre dicho tema.

Si bien, muchas veces, la discapacidad puede estar acompañada de una condición orgánica o de salud, Ferrante explica que “las perspectivas contemporáneas, basadas en un enfoque de derechos, son el resultado de luchas colectivas y organizadas, a nivel internacional, por el movimiento de los derechos de este colectivo, que buscan desplazar el eje de la cuestión del ámbito médico para enfatizar que la discapacidad nace de las barreras erigidas por una sociedad que no tiene en cuenta sus necesidades porque está diseñada únicamente para los cuerpos entendidos como normales o capaces”. En la misma línea de pensamiento, la autora del libro “Maldita Lisiada”, María Florencia Santillán Ferreri, asegura: “Este tipo de notas, lamentablemente, no son la excepción sino la regla de una comunicación masiva que sigue reproduciendo lógicas capacitistas que violentan a las identidades con discapacidad”.

Verónica, la viuda de Javier, en uno de los fragmentos de la crónica escrita por la periodista Carolina Balbiani, define a la sexualidad de las PcD como un tabú. Al respecto, Franco Neiva, persona con baja visión y creador del ciclo radial “Periodismo Adaptado”, afirma que “el desconocimiento y la poca información que existe sobre el tema alimentan la errónea idea de que no podemos mantener relaciones sexuales ni enamorarnos, mucho menos casarnos y tener hijes, tenga la otra persona discapacidad o no”. Mientras que para Ferrante es positivo que un medio de comunicación masivo aborde la vida íntima y la sexualidad de las PcD. Sin embargo, coincide con Neiva en relación al prejuicio social, a partir del cual “las personas con discapacidad parecen estar imposibilitadas para amar, para tener una vida sexual plena o, si lo desean, poder ejercer los roles de maternar o paternar”.

Por eso, el amor de Javier y Verónica es visto como una historia excepcional que para prosperar, primero, debió hacer caso omiso a las opiniones de les familiares de ella, quienes pensaban que se “estaba sacrificando y confundiendo amor con caridad y creían, además, que se condenaba a no tener vida sexual”. Otro aspecto de la nota que puede leerse entre líneas y que no es menor está vinculado a la heteronormatividad como único camino hacia la plenitud.

Stella Young en su silla de ruedas, tiene el pelo corto y anaranjado, está vestida con blusa y pantalón negro, y tiene puestos unoz zapatos de taco rojos con lunares blancos.

Porno Inspiracional: ¿Qué es y por qué debemos cuestionarlo?

“Quiero vivir en un mundo en el que las expectativas de personas con discapacidad no son tan bajas que nos felicitan por levantarnos de la cama y recordar nuestros propios nombres en la mañana…Quiero vivir en un mundo en el que un niño en la escuela no está ni un poco sorprendido de que su nueva maestra use una silla de ruedas. La discapacidad no te hace excepcional, cuestionarte lo que sabes de ella sí”- Stella Young, comediante australiana, periodista y activista de los derechos de la discapacidad.​​

El término, acuñado por Young, denomina a todas aquellas situaciones donde, como sucede en la nota de Infobae, las PcD son percibidas como fuente de inspiración por la sola razón de tener una deficiencia. En otras palabras, el porno inspiracional es la cosificación que las personas sin discapacidad realizan sobre quienes conviven con un déficit, a fin de encontrar en elles una musa inspiradora que les aliente a cambiar algún aspecto negativo de su vida, a creer que es más sencilla o que son más felices por no tener discapacidad. Entonces, por ejemplo, una persona usuaria de silla de ruedas como Javier es definida únicamente por su condición física, dejando de lado una mirada integral que lo tenga en cuenta como parte de un período socio-histórico determinado en el que la clase social, el género, la orientación sexual y el entorno de que lo rodea, entre otros factores, incidirán en sus experiencias en relación a la discapacidad. Seguramente, la experiencia no hubiese sido la misma en su Salta natal.

El mayor peligro de que los medios masivos de comunicación continúen reproduciendo discursos capacitistas consiste en que esta visión desliga por completo al Estado, en todos sus niveles, y a los distintos actores sociales de la responsabilidad de accionar en pos de alcanzar el cumplimiento pleno del modelo social de la discapacidad y, por si fuera poco, perpetúa el erróneo mensaje de que la discapacidad es un problema individual. Porque, en realidad, se trata de un fenómeno colectivo atravesado por lo social y lo político.

Dos personas de espaldas. Una de ellas es una mujer joven y delgada, tiene el pelo largo y lacio, castaño claro, y una túnica morada. Está recostada hacia atrás en su andador, con los ojos cerrados y los brazos abiertos también hacia atrás. La otra es una persona de aspecto mayor, pelo corto y canoso. También tiene puesta una túnica morada, tiene los ojos cerrados y está besando suavemente la mejilla de su compañera.
Las causas antes mencionadas evidencian la urgente necesidad de que les trabajadores de prensa y las autoridades responsables de los medios masivos sean capacitades, de manera inmediata y obligatoria, en perspectiva de discapacidad: “Así como los feminismos o la lucha por el derecho al aborto, a través del Movimiento Ni Una Menos, lograron permear los debates públicos sobre las mujeres y la violencia machista, resulta imprescindible que las agendas públicas sean habitadas por discursos que pregonen un enfoque de derechos que permita visibilizar y desnaturalizar el capacitismo”, señala Ferrante.

Por su parte, Sara Espina, quien tiene una discapacidad motora, considera imprescindible que “la discapacidad deje de ser percibida y comunicada como una situación triste, penosa, como si quienes tenemos una condición no tuviéramos derecho a vivir dignamente”. Y añade: “Tenemos que ser vistes, ante todo, como personas. Sujetes de derecho”.

Solo así, podremos encontrar cada vez más noticias que den a la temática un tratamiento responsable y respetuoso, enfocado en difundir una imagen de las PcD no discriminatoria y compatible con los principios de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.