Lucas Poggi aprendió a perdonar las miradas prejuiciosas y, desde muy chico, encontró en la natación la vía para ir siempre en busca de nuevos desafíos.
Inspirado en el optimismo de su familia y principalmente en la fortaleza de su mamá, desde pequeño, creyó que todo era posible. Audaz, perceptivo y talentoso, a los 27 años, Lucas Poggi no solo es un reconocido nadador paralímpico sino que también se anima a romper con los prejuicios vinculados a la discapacidad y al mundo de la moda.
“Un productor de moda me dijo que, por mi discapacidad, no tenía las condiciones para ser modelo y le contesté que, en realidad, sí podía hacerlo simplemente porque quería. Lo importante, estés es silla de ruedas o no, es hacer bien tu trabajo. La condición en la que cada uno se encuentra no tiene por qué afectarle al otro», sostiene Lucas que, con actitud y profesionalismo, se convirtió en el primer modelo argentino con discapacidad motriz en realizar publicidades gráficas y desfilar por una pasarela. Y agrega: «A mí siempre me recibieron con mucho respeto, admiración y ganas de trabajar. Arriba de la pasarela tenés que ser un dios total y estar con las luces encendidas porque ese es el momento en el que los flashes te miran y puede que a alguien le intereses, y te convoque para un próximo desfile».
Es un sábado de enero y el pronóstico anuncia uno de los días más calorosos del verano. El sobrevuelo de los aviones, que pronto aterrizarán en el Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery, se impone al cantar de los pájaros y a los estruendosos disparos provenientes del CeNARD, en donde un grupo de deportistas practica tiro deportivo. A un costado, en el Natatorio Jeanette Campbell, con unas llamativas antiparras rojas, sumergido en las profundidades del agua, Lucas se desliza cual pez por el segundo andarivel de la pileta olímpica, con la tranquilidad de quien se siente como en un sueño: «A los 8 años me convocaron para formar parte de un equipo de natación y ahí nadé mis primeros 50 metros. Me tiré y era como un mar, fui nadando despacito hasta la otra punta y volví, ahí me di cuenta que la natación iba a ser mi gran pasión», recuerda Poggi que, hace una década, integra el seleccionado paralímpico de natación y este año alcanzará su máxima aspiración deportiva: llegar a disputar una medalla en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 -se desarrollarán entre el 25 de agosto y el 6 de septiembre-.
La generosidad y compromiso de este joven, que decidió salir del agua una hora antes de lo previsto para compartir una parte de su historia de vida, describen sus cualidades como ser humano. Lucas nació con Espina Bífida, una malformación congénita que ocurre cuando el tubo neural y las últimas vértebras de la columna no se cierran completamente, y desde muy chico tomó conciencia de su discapacidad. Sin embargo, su tenacidad y sus ganas lo impulsaron siempre hacia adelante: «La discapacidad para mí es una condición a la que, como a cualquier otra, si sabes encontrarle la vuelta, es maravillosa. Porque, si bien hubo momentos difíciles, hago lo mismo que cualquier otra persona y disfruto al máximo, aunque haya algunas cosas que las hago de manera distinta. Le saqué mucha ventaja a tener una discapacidad», afirma mientras pide parar unos segundos para hidratarse y esquivar el reflejo del intenso sol que calienta la mañana.
Amante de los deportes acuáticos y la vida al aire libre, Poggi reconoce que la natación le enseñó a ser paciente y le sirvió para poder disfrutar en la pasarela porque también tiene momentos de mucha presión y, al estar acostumbrado, lo vive con absoluta tranquilidad y concentración: «Todo pasa por la actitud, si tenés actitud podes hacer cualquier cosa en la pasarela que todos te lo van a aplaudir», asegura con la misma convicción y naturalidad con la que hace referencia a su experiencia acerca de la sexualidad: «Cuando era adolescente quise retrasar la situación lo máximo posible por la mirada prejuiciosa de la gente y el qué dirán pero después, cuando empecé a explorar cuestiones vinculadas a mi sexualidad, fue muy divertido», relata con una sonrisa.
Asimismo, comenta acerca de la importancia de informarse sobre la sexualidad en personas con Espina Bífida porque, al estar involucrado el canal medular, tanto en hombres como en mujeres, puede haber disfunción y falta de sensibilidad: «Al principio, tiene que ser muy hablado para dejar las cosas en claro y no pasar un mal momento. Después, con los años, te das cuenta que el sexo es muy amplio, siempre ofrece muchas variantes y nada mejor que experimentarlas».
Aprender a tratar con amor y a perdonar la mirada del otro para vivir mejor con uno mismo y con cualquier patología. Lucas, que se desplaza en silla de ruedas y utiliza bastones canadienses para recorrer distancias cortas, respecto a los avances en materia de inclusión en la Argentina admite que «si bien falta mucho, se ha logrado una mayor inclusión a nivel educativo. Hay más charlas en las escuelas y se incluye a los chicos de tal manera que antes no sucedía».
No obstante, sabe que no ocurre lo mismo, por ejemplo, en el ámbito de la moda: «No se puede poner una agencia de moda inclusiva si antes no hubo inclusión en el ambiente de la moda, algunas cosas están cambiando si no nunca me hubiesen dado la oportunidad de pertenecer a una agencia, pero es fundamental que la gente que trabaja hace muchos años en esto deje de ver cuerpos hegemónicos», asegura.
Proyección a futuro. Lucas tiene en claro que la alta competencia no dura para siempre y en consecuencia, una vez finalizada su participación en Tokio 2020, alejado de las aguas que tantas alegrías le han dado, asumirá el desafío de convertirse en médico y desde ese nuevo rol, con la trayectoria recorrida y los años de experiencia, buscará inculcarle a las nuevas camadas los valores aprendidos y también advertirles sobre los errores que cometió para que ellos no los repitan: «Me gustaría ser reconocido como alguien importante dentro del deporte no por las medallas ni los logros obtenidos, sino para que mis vivencias ayuden a los deportistas que vienen detrás a conseguir sus objetivos», se ilusiona Poggi, al tiempo que se reconoce como un afortunado por poder dedicarse a lo que le gusta y recorrer el mundo, y desea transmitir a otras personas la actitud positiva que lo caracteriza para que, como él, vayan para adelante, busquen su destino y hagan lo que realmente les gusta: «Siempre, en base a las distintas circunstancias que tuve que atravesar en la vida, trato de ayudar a los demás a convertir pensamientos totalmente negativos en positivos», confiesa entusiasmado.
Decidido, humilde y auténtico, Poggi sabe que la responsabilidad y el sacrificio son indispensables en el camino hacia la conquista de los sueños. Dueño de una fortaleza mental admirable, siempre está preparado para afrontar un nuevo reto o cumplir un nuevo objetivo. Porque sabe que en aquellos momentos en donde se diluye la esperanza, la motivación y la autoconfianza harán la diferencia. Lucas se despide y se va, impulsando su silla de ruedas con la misma fuerza con la que se aferra a sus deseos. Afuera lo espera su novia para emprender el viaje hacia un merecido descanso.